La pila que nos salvó la ruta

Este domingo había quedado con la gente de Moto Jaén para hacer una ruta sencilla por las inmediaciones de la capital de la provincia del aceite. Era una ruta sin complicaciones puesto que la mayoría de asistentes (en total 16), vienen de la carretera y están empezando en esto del trail o llevaban mucho tiempo sin practicarlo, pero sobre todo, las gomas eran más de asfalto de campo.

Decidí bajar desde Madrid en la KTM, en principio había pensado ir por campo pero en último momento la ruta fue 90% asfalto y 10% marrón.

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Salí el sábado a las 9:00 y llegué a Mengíbar (Jaén) a las 15:00 para comer con mis padres con un total de 370 km, cosa fácil. De Madrid fui a Toledo, de Toledo a Ciudad Real y de Ciudad Real hasta mi destino pasando por la carretera antigua de Despeñaperros, donde el desgaste de la rueda trasera me dio un susto que casi me hace irme al suelo.

Tras una buena comilona con su correspondiente siesta, se acerca el domingo. Quedamos a las 9:00 de la mañana en una gasolinera a las afueras de Jaén, La Yuca, donde nos reunimos los 16 muy puntuales todos (incluido yo). Nos ponemos en marcha siguiendo los pasos de Emi (organizador de la ruta) en su KTM 250, ya que habitualmente hace enduro, pero miembro de este grupo de moteros por su Ducati Monster y el servidor cerrando el grupo en la 990 pendiente de que nadie se quedase atrás.

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En menos de un km desde el punto de partida, estábamos ya pisando lo marrón, con el campo muy seco a pesar de las recientes lluvias. Primera parada en Mancha Real para hacer alguna foto y fumar un cigarro (los que fuman).

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Desde allí subimos hasta Pegalajar pisando algo de carretera y una vez allí subimos al Almadén –Sierra Mágina- para probar la nieve ¡y vaya si la probaron algunos!

Se ve que la combinación ruedas lisas y nieve, no es recomendable, provocando que más de uno fuese al suelo en más de una ocasión. Tanto es así que ni siquiera pudimos subir hasta la punta de la montaña que nos habíamos marcado como meta. Las motos más ligeras no tenían grandes problemas en este tramo, que con la de Emi, eran 3 enduros.

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En una de estas caídas, el piloto de la Benelli rompió el perno de la palanca de cambios impidiendo que pudiese continuar. Tras un largo rato de búsqueda del perno entre la nieve, sin resultados y tras varios consejos de unos y de otros sobre como afrontar el tema; se me ocurrió quitarle una de las pilas a mi GPS y probar si podría sustituir la pieza que se había perdido. Y resultó ser el diámetro exacto. Apretamos de nuevo el tornillo y tema zanjado.

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Después de este parón, hubo alguna caída más en nieve sin consecuencias. Al salir de ésta, tomamos dirección Pegalajar por otro carril, muy rápido y con muchas curvas donde algunos aprovechamos para aligerar la marcha. Llegados a este pequeño pueblo en mitad de la sierra, tomamos otro carril que al principio era fácil y rápido, pero que tornó un una bajada larga, difícil y muy rota que hizo que alguno volviese a probar el suelo. Desgraciadamente no hay documentos gráficos de este momento.

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Después de un enlace de carretera de a penas 2 km, tomamos otro carril que nos enseñó Juan, otro miembro de este grupo de apasionados de las motos, que tenía una subida muy muy interesante con curvas muy cerradas y muchas piedra suelta lo que la convertía en una zona más técnica y que coronaba en la cima de Puerto Alto. Lugar perfecto para disfrutar de las vistas, intercambiar algunas palabras y despedirnos de Juande, Javi y Juan B, que tenían prisa por volver a casa.

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Bajamos por carretera ya que la otra opción es un cortafuegos que pone los pelos de punta a cualquiera que se atreva, comandados de nuevo por Emi, hasta empezar otro carril que al final del todo resultó estar cortado, por lo que hubo que navegar entre olivos para desembocar en un escalón que daba a la carretera. Aquí, las menos preparadas para el campo, golpeaban en los bajos.

Poco después de este asunto, hubo que vadear un río que no estaba en su momento más caudaloso, por lo que el reto fue fácil hasta para los más principiantes y donde Emi con su cámara y yo con la mía, aprovechamos para hacer las tomas que nos parecieron oportunas.

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Llegamos a Otíñar donde la gente que nos cruzamos nos miraba cual procesión de Semana Santa y desde allí tomamos otro camino que terminaba en Jaén capital, pero que tenía un par de subidas picantes y una trialera que sólo Emi con su 250 fue capaz de subir.

Llegados a Jaén, supongo que no hace falta decir a qué nos dedicamos. En este punto sólo quedábamos 8, ya que el resto tenía compromisos sociales y tuvieron que abandonar antes de llegar al bar de destino. Con una “sin” en la mano ¬¬ comentamos las caídas, la hazaña de la pila y otras impresiones sobre las máquinas o la ruta.

La vuelta a Madrid la hice con la moto en el remolque que ya estaba muy cansado jeje, eso si, llegué tardecito.

Gracias a los administradores de Moto Jaén y en especial a Emi, por organizar esta ruta e invitarme a participar.

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Fotos realizadas por Emilio Hache Fotógrafo.

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